Mostrando entradas con la etiqueta Cine y Televisión. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Cine y Televisión. Mostrar todas las entradas

domingo, 17 de junio de 2007

Y USTED... ¿CON QUÉ POIROT SE QUEDA?

PETER USTINOV

.

DAVID SUCHET



ALBERT FINNEY

.


Una noche, de hace ya muchos años, pusieron en la televisión Muerte en el Nilo (basada en la novela Poirot en Egipto). Me enganché y me enganché con la trama. Mientras estaba tragándome la peli sin pestañear apareció mi madre y dijo: - Anda, ¿no es ese monsieur Poirot?... me quedé mirándola asombrado - ¿Cómo no me habías hablado antes de este hombre? - le dije . No sabía, por aquel entonces, que estaba ante quien iba a ser uno de mis iconos y personajes favoritos y más queridos de ficción. Al día siguiente caminábamos rumbo a la Librería Urbano (que en paz descanse) para comprarme mi primer libro de Agatha Christie. Yo tan sólo contaba con diez años.
.
Ahora, después de casi 20 años, habiéndome leído casi toda la obra de Agatha Christie y dándome cuenta de que no todas las novelas de esta autora tienen la misma valía (pues las hay buenas, flojas y muy flojas), me doy cuenta de que fue un golpe de suerte elegir aquel día la mejor. Pasaron por mi mano Cianuro espumoso, Un cadáver en la biblioteca, Un triste ciprés y otras tantas. Después de un buen rato barajando libros con mi madre, me dio la opción de elegir entre Navidades trágicas y El asesinato de Rogelio Ackroyd. Yo no sabía qué hacer. Lo que si tenía claro es que deseaba que el protagonista fuera monsieur Hércules Poirot. Entonces, como un hado del destino, casi al final de la estantería, leí: Asesinato en el Orient Express. En la portada, junto al citado ferrocarril aparecía una imagen de un intrigante Albert Finney encarnando a monsieur Poirot. Aquella imagen me decidió y, a la larga, he sido consciente de la gran suerte que tuve al elegir, en aquel momento y sin criterio alguno, la mejor novela de Agatha Christie.
.
Lo malo de esto es que todos los libros de Agatha Christie que leí posteriormente me parecieron más flojos. Sálvense (más o menos al mismo nivel que Asesinato en el Orient Express) Diez Negritos, El asesinato de Rogelio Ackroyd y alguno que otro más. En cualquier caso acogí a la autora con cariño y fui devorando poco a poco casi toda su obra.
.
Miss Marple nunca me acabó de entrar bien. Siempre he preferido al gran detective belga monsieur Hércules Poirot. Atiplado, un perfecto dandy, bajito, cabeza de huevo. Y si hay algo más famoso que sus renombradas células grises es sin duda ese perfecto bigote encerado de puntas retorcidas. Podrá decirse que es su tarjeta de visita.
.
Muchos actores han interpretado a monsieur Poirot a lo largo de la historia del cine y la televisión. A mi parecer, David Suchet (protagonista de la célebre serie Hércules Poirot así como de otras tantas películas entre las que, a mi gusto, destaca El misterioso caso de Styles, primera novela de la autora) es el que más se parecería físicamente y en las formas al Poirot original. Peter Ustinov (Muerte en el Nilo, Maldad bajo el Sol... ) es un grandísimo actor (jamás olvidaré su interpretación de Nerón en Quo Vadis) pero, a mi humilde entender, es quizá el que peor encarna el personaje físicamente. Tampoco en las maneras me convence. Demasiado orgulloso quizá para un detective que, como nota general, podría decirse que es humilde a lo largo de la trama y que, únicamente al final, da muestras de saberse y creerse el más inteligente. En cualquier caso, yo me quedo, sin duda alguna, y a pesar de la gran caracterización de David Suchet y la profesionalidad de Ustinov, con la única interpretación que de este personaje realizó Albert Finney en la gran película Asesinato en el Orient Express. Esta genial y perfecta encarnación del personaje en lo físico y en lo personal se eleva, todavía más si cabe, teniendo en cuenta el extraordinario elenco de actores que participaron en la obra (Sean Conery, Lauren Bacall, Ingrid Bergman, Jacqueline Bisset y Anthony Perkins entre otros). Un Albert Finney que no se amilana ante las sublimes interpretaciones del resto de estrellas que conforman el reparto y que eleva de tal manera el nivel que consigue hacer de la suya el centro en torno al cual bailan todas las demás. Soberbio. Perfecto.
.
Y usted... ¿con qué Poirot se queda?
.
El Trovador Errante

viernes, 15 de junio de 2007

LA COMUNIDAD DEL ANILLO: EL PUENTE DE KHAZAD-DÛM

Muchas veces he pensado que me encantaría borrar de mi memoria ciertos libros para tener la oportunidad de volver a leerlos y que me sorprendan con la misma fuerza con que lo hicieron la primera vez. Poco a poco iré exponiendo aquí algunos pasajes de los que más venero. Éste, en concreto, perteneciente a La Comunidad del Anillo, fue para mí desgarrador. La más alta tensión ante el denso, prolongado y artificial silencio de la infinita jornada a través de las minas de Moria. La encerrona, el enfrentamiento y la posterior huída en la Cámara de Mazarbul. Y, como colofón, el pasaje donde la emoción, el miedo, la angustia, la nobleza, el heroísmo, la incertidumbre y la clásica lucha de contrarios alcanzan su máximo apogeo: El enfrentamiento entre Gandalf y el Balrog de Moria en el Puente de Khazad Dûm. Las lágrimas como puños. Los pelos como escarpias. Inmejorable. Inolvidable. Irrepetible.
El Trovador Errante
"¡No puedes pasar! - dijo. Los orcos permanecieron inmóviles, y un silencio de muerte cayó alrededor - ¡Soy un servidor del Fuego Secreto, que es dueño de la llama de Anor! ¡No puedes pasar! ¡El fuego oscuro no te servirá de nada, llama de Udún! ¡Vuelve a la sombra! ¡No puedes pasar!"

J. R. R. Tolkien

jueves, 31 de mayo de 2007

PERDIDOS... POR ELLA




Lost. Perdidos. Yo había oído hablar de esta serie cuando estaban a punto de terminar la primera temporada pero, la verdad sea dicha, el rollo del grupito que se pierde en una isla desierta no me pareció ni original ni atrayente. Ya saben, lo típico. Una cuadrilla de guapos y guapas flirteando entre palmeras. Otro folletín yanki. Eso pensé yo al principio.

Un querido amigo me dijo que la viera. Que era increíble, que me iba a encantar, que él me la pasaba en cedé, que tal y tal y tal y brasa, brasa, brasa. Al poco, y sin yo pedírselos ni mostrar mucho interés, me dejó los cedés. Yo no les hice ni puto caso y me encontré con él al cabo de una semana:

- Todavía no has visto ningún capitulo ¿verdad?...
- No - dije yo - ¿cómo lo sabes?...
- Porque si lo hubieras hecho estarías tan enganchado que te hubiera faltado tiempo para comentarme algo.

Tampoco le hice mucho caso aquella vez. Por lo general suelo ser reacio a ver aquello que te imponen porque, según creen, te va a gustar o te tiene que gustar por cojones. Total. El caso es que un fin de semana de estos en los que, por avatares del destino, te encuentras en casa, con más tiempo libre de la cuenta, sin tener nada que hacer, fui al ordenador a escribir un correo y, cuando me disponía a hacerlo, me quedé mirando pensativo los cedés de la serie. Igual tiene razón este hijoputa, me dije. Inserté el disco compacto y cuando me quise dar cuenta ya me había tragado los dos primeros capítulos. Y en poco menos de dos semanas la primera temporada.

Mi reflexión, entre el capítulo uno y el veinticuatro fue evolucionando tal que así: Bueno, una serie yanqui más… por lo menos no es de médicos… aunque, la verdad, no está nada mal… no es el rollo Robinsón Crusoe que me esperaba… y mucho menos una pifia a lo Sensación de Vivir en los Mares del Sur… ya no es sólo la supervivencia… hay algo intrigante en la isla (y no me refiero a la típica panda de aborígenes salvajes con tres o cuatro dinosaurios) que genialmente se oculta y se va desvelando para volverse a ocultar en el engranaje de un extraordinario guión que, aunque al principio lo parezca, no deja cabos sueltos.

Independientemente del hilo principal (lucha por la supervivencia, lucha contra lo oculto, y lucha interna de cada personaje) hay dos recodos interesantes, que van aliñando la historia, como son, por un lado, las relaciones que se van fraguando entre los protagonistas, y, por otro, la vida anterior de cada uno de ellos, la cual se va mostrando con la técnica del flashback. Esta trama no se mantendrá por mucho tiempo, pensé… me di cuenta de lo equivocado que estaba cuando al final de la tercera temporada la tensión por la historia y mi devoción por la serie era, como les pasa a algunos con los partidos políticos, incondicional. Nada es lo que parece y nadie es quien dice ser. Si el extraordinario guión y la genial puesta en escena te deja alguna neurona libre es entonces cuando te das cuenta de otro detalle no menos importante… el reparto. Y te das cuenta de que, sin que tampoco haya que nominarlos para la alfombra roja, lo hacen bien los cabrones. Una interpretación mucho más que decente dentro de un guión brillante y originalmente atractivo.

Cada cual, inevitablemente, se va identificando con ciertos personajes: un cirujano que toma las riendas del grupo, un excombatiente irakí, un estafador, una fugitiva (Evangeline Lilly -Kate-, arriba expuesta), un matrimonio coreano, un colega con sobrepeso, una muchacha embarazada, una estrella del rock… y, entre otros muchos no menos interesantes, el misterioso John Locke (mi personaje masculino favorito): un tío calvo que antes del accidente de avión vivía en una silla de ruedas y que, tras estrellarse en la isla, milagrosamente, puede andar. Cada uno añade, muy dignamente, un trozo de su personalidad a la serie. Si no simpatizas con Fulano acabarás simpatizando con Mengano y, por otro lado, lo cual demuestra que los actores hacen bien su trabajo, es posible que, a lo largo de la serie, tus simpatías iniciales vayan cambiando de unos a otros.

Verdaderamente es una droga. No una droga folletinesca a lo culebrón de Coelho. Una serie bastante digna que ha conseguido mantener la intriga inicial (ninguno dábamos un duro por que fueran capaces de hacerlo) a lo largo de tres temporadas sin bajar el nivel y con un elenco de actores que hacen un trabajo más que decente.

Si alguno de ustedes tiene la oportunidad de visualizar los dos primeros capítulos, me atrevería a decir que, casi inevitablemente, acabará perdido. Perdido por la serie o, lo que es peor (como yo), perdido… por ella.



El Trovador Errante

viernes, 25 de mayo de 2007

GALERÍA DE PERSONAJES PRESENTA... WOODY ALLEN

No tengo ni puñetera idea de cine. Ni lo pretendo. Pero sé lo que me gusta y lo que no. Y reconozco a quién me transmite algo y al que está de florero en dos horas de largometraje.

Aunque parece que no, si uno se fija con atención se da cuenta de que aún existen genios que pasean con sus propios pies terrenales en la época que nos ha tocado vivir. Genios que, seguramente cuando mueran (es lo que pasa siempre en este mundo y concretamente en esta España de Caín), serán agasajados con un plus de reconocimiento póstumo que ya se habían ganado en vida.

Probablemente sus 21 nominaciones al Óscar (galardonadas con el citado premio en Hannah y sus hermanas -mejor guión original- y en Annie Hall -mejor director- ) son lo que menos me impacta de este personaje, aunque es un dato bastante significativo.

Director, guionista, actor, escritor, clarinetista a ratos… todo ello, como digo, me impresiona pero lo que más admiro de él es una sensación que me hace intuir que el Woody de las películas es exactamente igual al de la vida real. Probablemente me equivoque… pero no mucho.

Da gusto escucharlo, simplemente oírlo hablar. Y al contrario de lo que pueda parecer, me relaja. Podría hacer una película de dos horas donde sólo actuara él sobre un fondo blanco y me atrevería a decir que pasaría un buen rato.

Si me dieran a elegir entre pasar una noche con Woody Allen o con Angelina Jolie probablemente me quedaría con el primero… aunque tampoco lo aseguro.

Alguien más erudito y puesto citaría a continuación su obra y tal y tal y tal… brasa, brasa, brasa… excelente genio cinematrográfico… brasa, brasa, brasa… camaleónica puesta en escena… brasa, brasa, brasa… rey del celuloide… brasa, brasa, brasa...

Yo no voy a hacer eso.

Más mundanamente me limitaré a apuntar algunas frases suyas que no tienen desperdicio.

El Trovador Errante

FRASES CÉLEBRES DE WOODY ALLEN:

- El sexo sin amor es una experiencia vacía. Pero como experiencia vacía es una de las mejores.

- Me interesa el futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida.

- El sexo sólo es sucio si se hace bien.

- El amor es la respuesta, pero mientras usted la espera, el sexo le plantea unas cuantas preguntas.

- La vocación del político de carrera es hacer de cada solución un problema.

- El dinero no da la felicidad, pero procura una sensación tan parecida, que se necesita un experto muy avanzado en la materia para verificar la diferencia.

- No le temo a la muerte, sólo que no me gustaría estar allí cuando suceda.

- Si no te equivocas de vez en cuando, es que no lo intentas.

- El sexo es lo más divertido que se puede hacer sin reír.

- En realidad, prefiero la ciencia a la religión. Si me dan a escoger entre Dios y el aire acondicionado, me quedo con el aire.

- El miedo es mi compañero más fiel, jamás me ha engañado para irse con otro.

- La única manera de ser feliz es que te guste sufrir.

- En mi casa mando yo, pero mi mujer toma las decisiones.

- No quiero alcanzar la inmortalidad mediante mi trabajo, sino simplemente no muriendo.

- Lo que más odio es que me pidan perdón antes de pisarme.

- Para ti soy ateo. Para Dios, la oposición.

- Prefiero que me incineren a que me sepulten y ambas cosas a un fin de semana con mi mujer.

- Y mis padres por fin se dan cuenta de que he sido secuestrado y se ponen en acción rápidamente: alquilan mi habitación.

- La muerte de Freud, según Ernest Jones, fue el incidente que causó la ruptura definitiva entre Hemholtz y Freud, prueba de ello es que en muy contadas ocasiones volvieron a dirigirse la palabra.

- Tomé un curso de lectura rápida y fui capaz de leerme Guerra y Paz en veinte minutos. Creo que decía algo de Rusia

- El dinero es mejor que la pobreza, aun cuando sólo sea por razones financieras.

- No creo en una vida más allá, pero, por si acaso, me he cambiado de ropa interior.

- En Estados Unidos no se acuerdan de la guerra con España de 1898. Lo más viejo allí tiene diez años.

- El cerebro es mi segundo órgano favorito.

- Mis padres no solían pegarme; lo hicieron sólo una vez: empezaron en Febrero de 1940 y terminaron en Mayo del 43.