martes, 29 de mayo de 2007

LA SONRISA DEL SEÑOR COELHO


Yo no soy más listo que nadie, pero tampoco soy más tonto que la mayoría. Desde mi humilde punto de vista pienso que, junto con la tortilla de patatas del Mercadona, el señor Paulo Coelho es lo más artificial que ha dado el siglo. Igual me equivoco, pero no mucho. El caso es que el tío debe ser inteligentísimo, en tanto en cuanto ha conseguido hacerse con un gran mercado de lectores, más o menos fieles, a los que les ha venido bien su estilo: una especie de relatos folletinescos de autoayuda en plan novelado.

Hasta aquí, mire usted, no tengo nada que reprocharle. Cada escritor trabaja como quiere y en el mercado que quiere. Estoy seguro de que hay gente a la que le sirven sus libros. Nada que objetar. Yo, entre otras cosas, soy lector de numerosos bestsellers de bolsillo de estos que salen a la luz con fecha de caducidad y no voy a pedirle perdón a nadie por ello. Disfruto mogollón.
Lo que ya me toca partes más vitales y sensibles de mi anatomía corporal, es que el tío, el señor Coelho, vaya de gurú. De mito. Porque el que escribe bestsellers no engaña a nadie más allá de lo que pretenda hacer creer en su propio libro. Sin embargo el artificio de este señor se expande sutilmente más allá de su “literatura” para llegar a abarcar su propia persona. Vaya, que el caballerete se piensa que es una especie de Moisés o Buda del siglo XXI. Y el colega, estoy completamente seguro, ¿saben ustedes lo que hace cada vez que publica un libro y se vende como rosquillas?... se descojona, se descojona de risa en su casa, que no es precisamente la choza del Alquimista.

Supongo que ahora me saldrán los abogadillos del diablo defendiendo aquello de que cada uno es libre de escribir lo que quiera y tal y tal y tal… brasa, brasa, brasa… pues mire usted, si, vale. Hasta ahí. Pero no me quieran hacer creer que el autor es lo que no es. Yo también soy libre de pensar y opinar lo que quiera. Y una cosa es que alguien escriba libros pretendiendo hacernos ver lo blanco negro y otra muy distinta es que, además, se pretenda hacer creer que el que los escribe es un asceta iluminado que está en posesión de una sabiduría ancestral.

Les cuento una anécdota que me ocurrió leyendo El Semanal y que muchas veces he compartido con mi amigo Esteban. No tiene desperdicio. Fíjense, fíjense. Resulta que el gurú este de los cojones escribe de vez en cuando en la última página de la citada revista. Cierto día aparecían una serie de frases suyas. De éstas del tipo de “si lloras porque no ves el sol las lágrimas te impedirán ver las estrellas” y que pretenden dar a entender que si el Demonio le mete un palo por el culo a la Srta. Prim, ésta deberá reírse de pura alegría y mirar lo positivo de la vida (y que conste que a mi los mensajes positivos me encantan, pero si me los da alguien con más fiabilidad que este señor). Bueno, pues, como digo, al final de cada frase venía la obra de la que procedía. Pero tal es mi sorpresa cuando doy con la siguiente: “Busca al guerrero de la luz que todos llevamos dentro”(ufffff ¡qué hondura!). Al interesarme por la obra de procedencia de tan sublime afirmación, me topo con esta referencia: frase inédita. Y entonces me digo, manda cojones. Como dijo Trillo. No proviene de un libro. Estamos ante un colega que se dedica a publicar frases sueltas. Ole, ole y ole. En plan galletas chinas de la suerte.

Seguía al artículo un reportaje donde el gran gurú ancestral decía: “No tengo más propiedad que la puesta de sol”. En la foto del reportaje, el colega aparecía paseando por su jardín en un coche de estos que se utilizan en los campos de golf. Si uno miraba al horizonte no se veía el límite de la finca. Y en la parte de atrás del vehículo llevaba un arco de no sé qué madera, extinta ya sobre la faz de la tierra, y unas flechas con plumas de no sé qué pollo, pavo o ave del paraíso. Porque resulta que, a Don Místico, lo que le relaja es el tiro con arco. Pero ojo, no con cualquier arco ni con cualquier flecha. El problema es que, a éste que se jacta de no poseer nada más que las puestas de sol, no sé qué le costó más millones. Si su jardín infinito o las flechas de pollo exótico de los mares del sur. En la foto, el colega sonreía. Sí, con esa sonrisa que he dicho antes. La sonrisa del que se está aguantando la risa porque se descojona.

El Trovador Errante

10 comentarios:

Anónimo dijo...

oleeee mi pedro
Tienes más razón que un santo. No hemos hablado veces del farsante este. Lo de las frases inéditas lo vi también en un calendario de esos de mesa. Si las lees cada día acabarás teniendo, como dice mi inefable tío Manolo, menos fondo que una lata de sardinas.

Pues eso que me ha gustado... pero que no sirva de precedente. Yo también elijo a Carmen Chacón para la felación. Rima eh!!

Bobby dijo...

Jaja. Bueno, me tomo la libertad de participar en tu blog... creo que nos vimos una vez, Pedro (o 2?). A lo que voy: este es el típico farsante-amo-la-naturaleza-literatura-facil-lo-que-quieres-oir. El tío va de novelista/cuentista (bueno, esto último sí lo es)... y en realidad es un farsante a medio camino de los libros de autoayuda con un toque importante de cursilería aliñado con cara... mucha cara. Uf. Que tranquilo me he quedado... no conseguirá este tipo lo que quiere al final?

N dijo...

Pues a mi me gusta, compañeros. He leido varios libros suyos, algunos me han gustado más y otros he reconocido al hombre que su oficio es escribir esas cosas y le tocaba hacer algo para cobrar. Como le pasa a mucha gente dedicada a literatura, cine y demás.
Lo que me parece curioso es que puntos de intensidad y de descubrir el sentido de la vida, tenemos todos, aunque no cobremos por eso. Y las historias que cuenta este hombre suele reflejar ese tipo de búsquedas. Tengo amigos que describirían escenas de sexo como algunos de sus personajes.
A lo mejor todo es cuestión de compensación. A mi me gusta más leer ese tipo de cosas que protagonizarlas o crearlas.
Las opiniones son libres pero fiables cuando tienen argumentos. Y el del tio Manolo de Esteban, es uno bueno.

Anónimo dijo...

No iba por los lectores del blog.

Se me va el talante con Paulo Coelho. Creo que es el único que lo consigue automáticamente.

El Trovador Errante dijo...

Mi querido Esteban, ya sabía yo de antemano que aquí íbamos a estar de acuerdo.

Un fuerte abrazo, extensible a Natalia y a Migue.

zeta dijo...

Enhorabuena Pedro, ya tienes spam, eso que es el blog marcha.

Coincido totalmente, me ha encantado el post. Ganas mucho cuando no citas a ningún político ;-)

El Trovador Errante dijo...

Gracias Antonio... no tenía ni idea de que aquí hubiera spam... eliminado queda, ya me había sonado a mi algo rarillo ese comentario...
Si algo bueno tiene el señor Coelho es que nos une a casi todos, aunque sea en su contra...

Un saludo!

Héctor Eliel dijo...

¿En qué se diferencian Paulo Coelho y Llongueras?

¡En el gran vuelo intelectual de Llongueras! Cuñaooo, son iguales...
La verdad es que no soporto al gurú, y contestando a Natalia: cuando hay una jartá de gente que te sigue y que se tiraría por un puente si dijeras algo en ese sentido, no puedes permitirte escribir una mierda y publicarla, sobre todo si tienes una finca del carajo y no te falta el panem nostrum cuotidianum.

Anónimo dijo...

Los consejos ZEN de Coelho... http://www.bajocoste.com/2007/06/el-zen-en-los-viajes-de-peregrinacin.html

A por él!!!

Unknown dijo...

Hombre, Pedro, teniendo en cuenta que el tio este no sale de su casa sin que su gurú hindú personal le diga lo que tiene que hacer a lo largo del día... Pues eso, que hay que ver la cantidad de gente que se deja guiar su vida por los consejos de este personaje que vive envuelto en una nube (de sándalo probablemente), pero con menos calidad literaria que las memorías de Butragueño. Que bonito queda poner como título a orillas del río piedras me senté y lloré. Pues siéntate en una piedra menos puntiaguda tonto la baba!! Por cierto, el río piedras está en Huelva.